Una buena
planificación de todas las partidas de costes de nuestra empresa nos permitirá
afrontar el futuro de una manera más segura y evitar así, impactos inesperados
que pongan en riesgo nuestra capacidad financiera para hacer frente a los
mismos.
El control
de los costes es una cuestión vital, máxime en los tiempos que corren. Pero no
debe ser exclusivo de los momentos de crisis o de falta de liquidez.
Nos
fijaremos en los siguientes aspectos, para intentar controlar gastos y ahorrar
en partidas susceptibles de eliminar o minimizar en nuestra cuenta de
explotación:
Buscar asociaciones con otras
empresas para
lograr mejores precios en la adquisición de materiales o servicios. Por
ejemplo, formando parte de una red de compras sectorial o llegando a acuerdos
entre empresas para compra de materias primas, material de oficina, servicios
compartidos tales como mantenimiento, limpieza, vigilancia, etc.
Reducir el gasto energético, mediante la implantación de
sistemas de bajo consumo. La mayor parte del gasto energético suele estar
centrada en la iluminación de los lugares de trabajo. Por ello, aunque el coste
inicial de adaptación a nuevos sistemas pueda parecer caro, esta inversión
suele amortizarse en menos de un año en la mayoría de los casos.
Externalizar servicios costosos. En ocasiones, nuestra actividad
nos obliga a prestar una serie de servicios que no son la base de nuestro
negocio y que nos conlleva un gasto excesivo. Si bien, no podemos dejar de
prestar el servicio a nuestros clientes, lo que si podemos es buscar una
alianza con una empresa específica, que preste ese servicio de calidad en
nuestro nombre, evitando de esta manera, correr nosotros con el gasto que
supone esa prestación.
Optimizar el coste de ventas. Aquí no queremos indicar que deba
reducirse la fuerza de ventas, sino que existen alternativas para reducir sus
costes. Una de las opciones es aumentar las herramientas informáticas,
utilizando las videoconferencias, una buena campaña de marketing on-line,
rediseño de la agenda de visitas a clientes para conseguir el máximo
rendimiento a los desplazamientos, evaluar si es más interesante la compra de
vehículos o el renting, utilización de transporte público cuando las visitas se
realicen en centros urbanos, etc.
Hacer una lista con gastos
prescindibles. En
ocasiones, al analizar algunas partidas de gasto, nos damos cuenta que tenemos
costes que se vienen produciendo desde hace años y que no aportan nada al valor
añadido de la compañía. Simplemente están ahí y nadie repara en ellos. Suelen
ser importes no muy grandes, pero que sumados unos a otros pueden suponer un
importe interesante a reducir.
Por estos
motivos, es recomendable, formar equipos de trabajo entre los colaboradores y entre
todos hacer listas de gastos que puedan eliminarse, externalizarse o realizarse
en la propia empresa, que supongan ahorro de costes. Más vale reducir costes
improductivos, que tener que despedir a una persona necesaria, por no tener
liquidez para pagar su nómina.