En el
momento actual, cuando el mercado español se contrae y mantener o incrementar
la facturación resulta complicado, salir al exterior puede ser una solución
necesaria.
Históricamente,
España ha sido un país con escasa iniciativa a emprender operaciones
comerciales en el extranjero. Mayoritariamente, nuestras exportaciones se
centraban en los países de Europa y América Latina.
Encontramos
cada vez nuevos mercados, a los que poder ofrecer nuestros productos y
servicios. Países emergentes como China, India, Brasil, … pueden convertirse en
un mercado potencial e interesante para nuestra empresa.
¿Cómo deberíamos
enfocar esta salida al exterior?
Veamos 5
claves a tener en cuenta antes de dar el paso de exportar:
1.- Ser
modestos en nuestros objetivos. Habitualmente la estructura de la empresa no
permite disponer de un departamento que se ocupe del nuevo mercado exterior y
crearlo puede suponer un coste elevado.
Por ello,
habría que plantearse externalizar las gestiones de apertura de mercado
exterior. Igualmente marcar un objetivo de penetración que se centre en uno o
dos países a la vez como mucho.
2.- Buscar
algún socio local o intermediario, que conozca el país, sus procedimientos de
importación, gestiones burocráticas, representación comercial, despacho de
aduanas en destino, la logística en el aquel país, búsqueda de nuevas
oportunidades de negocio, etc.
Esta opción
será más económica y eficiente desde el principio que la idea de instalar una
oficina propia en ese país. Debe existir contacto permanente con nuestro socio
local y realizar reuniones periódicas para reforzar lazos y hacerle sentirse
partícipe activo del proyecto.
3.-
Redefinir nuestros productos, adaptándolos a la cultura y costumbres locales. No
significa cambiar nuestros productos, sino adaptarlos a los gustos de los
consumidores locales de aquel país.
4.- Buscar
el elemento diferenciador de nuestro producto sin centrarnos en el precio.
Pensar que venderemos más por tener un coste menor podría ser un error. Lo que
debe ser nuestra seña de identidad es la novedad que supone nuestro producto en
aquel mercado y no el precio.
Por este
motivo, habría que revisar nuestro catálogo de productos y analizar cual o
cuales son susceptibles de ser ofrecidos en aquel mercado. Posiblemente, sólo
una parte de nuestro surtido de productos tendrá buena acogida. Un surtido
corto, pero con gran potencial, será más manejable para nosotros y nuestra red
local.
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