¿A quién más le sirve esto? |
Los expertos aconsejan escuchar al cliente, a la hora de
ofrecer un producto o servicio. Esto que parece muy lógico, puede volverse en
nuestra contra si al final nuestro proyecto acaba convirtiéndose en algo
diseñado de manera muy particular para ese cliente.
De repente, la sencillez y versatilidad de nuestro producto
o servicio, se convierte en algo irreconocible.
Siempre es necesario escuchar a nuestros clientes, para
averiguar, de qué manera nuestro producto o servicio, puede adaptarse a sus
necesidades. Otra cosa bien distinta es desnaturalizar aquello que hemos creado
con la intención de hacerlo válido para un número amplio de clientes.
Nuestro producto ha quedado irreconocible |
Si los requerimientos de nuestro cliente, nos
suponen desarrollar un proyecto “Frankenstein”, entonces deberemos plantearnos
si seguir o no adelante con esta operación. Unos costos en desarrollo
excesivos, nos pueden suponer que nunca obtengamos el retorno esperado de la
inversión. Máxime cuando pensemos que lo invertido en este proyecto podemos
recuperarlo con futuros clientes. Pero ¿A quién más
le valdrá ese Frankenstein?
Al cliente hay que escucharle siempre, pero no
debería arrebatarnos las cualidades que hacen de nuestro producto o servicio,
algo especial y vendible a un mercado potencial más amplio.
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